sábado, 12 de enero de 2008

Mi amigo imaginario

Si les contara a mis amigos y familiares que tengo un amigo imaginario, lo primero que escucharía de ellos sería una carcajada, de eso estoy seguro -y tal vez me internarían en un hospital psiquiátrico-, por suerte o desgracia nunca he tenido uno, pero en los niños es común escuchar historias de ese tipo, amigos que aparecen de la nada y suplen algunas necesidades del infante: lo acompañan en la soledad, juegan con ellos, lo escuchan e incluso cuando el caso se extiende con los años, pueden llegar a ser consejeros. Las imágenes para ellos son tan claras, que llegan a describirlos detalladamente. Es un fenómeno bien estudiado en psicología y es tratado con bastante normalidad -en ciertos casos se debe controlar-. Yo no tengo amigos imaginarios, pero la gran mayoría de personas que conozco, aunque no lo ven de esa manera, sí.

Dios, Jesús, la Virgen o San Paquito son amigos imaginarios, y aun siendo no reales debo admitir que pueden llegar a ayudar a algunas personas tal como pasa con los niños.

Si bien la idea de Dios puede consolar a un enfermo terminal, por ejemplo, o la esperanza de vida en el cielo después de la muerte puede apaciguar el sufrimiento de un doliente, es en cierta medida huir de la realidad, como cuando el despechado se embriaga para olvidar sus penas o el indigente inhala pegante boxer para mitigar el hambre y el sueño. No es la manera correcta de afrontar los problemas.

El diccionario de la Real Academia Española define a la palabra imaginario como algo que solo existe en la imaginación, es una definición perfecta para Dios, para el amigo imaginario de millones de personas que aunque nunca han tenido contacto real y contundente, pueden describir ampliamente cómo es, lo que le gusta, lo que no le gusta, lo que quiere, lo que ordena e incluso lo que piensa.

Dios es tan imaginario, que muchas personas que creen en él tienen ideas distintas de su forma de ser, para algunos es completamente bueno y no rencoroso, para otros es un ser celoso que salva a algunos y condena a otros, para otros significa tantas cosas, que hasta en un pedazo de carbón lo pueden encontrar, el hecho de que Dios no sea común para toda la humanidad es un claro indicio de lo imaginario que es. Si alguno de los miles de dioses que hemos creado fuera real, sus devotos sin duda alguna obtendrían más beneficios que el resto de la población y sería algo tan difícil de ocultar que a la larga todos acabaríamos creyendo en él, pero la estadística demuestra que Dios no responde plegarias más allá de las probabilidades aleatorias de que sucedan y no hay ninguna diferencia notable en la suerte de los miembros de diferentes cultos.

Espero que algún día la humanidad tenga la edad suficiente para dejar en el olvido al amigo imaginario más popular del mundo.

-Crimson


jueves, 10 de enero de 2008

Fútiles oraciones de seres insensatos

¡Alabado sea Dios!, ¡ha desaparecido! -Eran las palabras de felicidad de Osquitar* un joven que al despertar, notó como el grano de acné había casi desaparecido de su nariz. La oración que ofreció la noche anterior dio resultado y tras agradecerle de nuevo a Dios por el favor concedido, regresó a su rutina diaria.

Peticiones de este tipo abundan increíblemente entre los cristianos, de hecho son millones las personas que diariamente piden a Dios que no haya mucho tráfico, que no llueva, que se mejore de la gripe, que calme el dolor de cabeza, que el equipo favorito gane, que consiga trabajo, que el/la novio/a la llame, que haya papel en el baño y la lista se extiende casi sin fin.

Normalmente algunas de las peticiones se cumplen, o tras no lo hacen, pero claro, para el cristiano siempre hay una razón de por qué esto sucede: si las peticiones se cumplen, es gracias a la bondad y omnipotencia de Dios, quien está ahí para resolver sus insignificantes problemas y hacer su vida más fácil, pero si no lo hacen, es sencillamente porque así lo desea Dios, o no es tan importante, o Dios no tiene tiempo, o no rezó con suficiente fe o simplemente -y sucede mucho- se olvidan de que tal petición alguna vez existió, la ignoran como ignoran casi todos los hechos que contradicen su fe.

Yo que en mi infancia y parte de mi adolescencia fui católico -aún hay quienes me tratan de adolescente con 19 años, pero les aseguro que ya tengo suficientes pelos ahí abajo- hice muchas peticiones de ese tipo, mis padres siguen siendo católicos y aún rezan por que yo pase algún parcial, o me vaya bien en la universidad -parece que sus oraciones no siempre funcionan-. Pero ahora he comido del árbol de la verdad y se me han abierto los ojos -sí, casi como les pasó a Adán y Eva en Génesis 3:5-7.- y tengo el criterio para decir que no hay diferencia alguna entre los resultados de orar, desear, o usar un amuleto de la buena suerte. El joven que agradeció a Dios por quitarle el granito, olvidó que también en la noche anterior se había aplicado una crema para impedir de cualquier manera que saliera, el que pidió que se le calmara el dolor de cabeza, olvidó que antes de orar se tomó un analgésico, el que apostó a un caballo y ganó, dejó a un lado las probabilidades y la que rezó para que dios la iluminara en el examen de cálculo, no dio mucho crédito a su esfuerzo y/o conocimientos.

Si los cristianos están tan convencidos del poder de la oración, ¿por qué no le piden al creador que cure a todas las personas que están agonizando, que alimente a los que mueren de hambre, y en general que elimine todas las injusticias del mundo? ¿acaso es algo muy difícil para él?, no claro, a Dios le preocupa más que Pablito llegue a tiempo al trabajo que eliminar la hambruna de los niños de Etiopía. Dios no es real.

La oración, no es más que otra clase de superstición -claro claro, la superstición está excluida de la religión, pero yo no distingo entre orar y pedir un deseo en un pozo- El que rompe un espejo tiene 7 años de mala suerte, así mismo, el que camina bajo una escalera, ve pasar un gato negro, o derrama sal corre con la misma suerte, tanto el que ora a Dios, o al Sol, debería esperar los mismos resultados que el que pide un deseo a una estrella fugaz.

Una noticia del 5 de enero que me llamó la atención dice así:

Lanza Vaticano oración mundial para reparar pedofilia de sacerdotes

La noticia dice que la petición busca "salvar las faltas de los presbíteros y por las víctimas de las graves situaciones de conducta moral y sexual de una pequeñísima parte del clero". ¿No es esa la manera más ridícula e inefectiva de intentar reparar los daños a las víctimas? si yo fuera parte de ellas me sentiría indignado al conocer la noticia -y mandaría al diablo al Papa y a todo el Vaticano-, ¿salvar las faltas de los presbíteros? yo creo que se han ganado un merecido lugar en el infierno, las oraciones son inútiles, ¿o acaso es cierto eso de que el que peca y reza empata?.

-Crimson

* El nombre ha sido Cambiado para proteger su identidad

miércoles, 9 de enero de 2008

La famosa apuesta de Pascal

Continuamente cuando entablo una conversación con algún creyente, esta muchas veces -y como último recurso- acaba con una "apuesta" sobre la existencia de Dios y las probabilidades de beneficiarse de ella, una apuesta que más o menos dice así:

Hay dos posibilidades, que Dios exista o que Dios no exista:

Si Dios no existe, al morir no pasará nada, tanto el creyente como el ateo simplemente dejarán de existir.
Si Dios sí existe, el creyente irá al cielo, pero el ateo irá a infierno.

Por cuestión de probabilidad es mejor apostarle a Dios.

Para los ojos de un creyente, la apuesta de Pascal tiene toda la lógica del mundo y los anima a seguir creyendo en Dios, pues no tienen nada que perder y mucho que ganar, además la usan para acallar a los que dudan o se oponen a la existencia de Dios. En realidad, la apuesta de Pascal no es más que el uso indiscriminado de la falacia del tercero excluido o falso dilema, donde se plantea una situación en la que solo se toman en cuenta dos puntos de vista como únicas opciones, cuando en realidad existen múltiples alternativas que no se consideran -en beneficio del que plantea la situación-. En este caso, al decir que solo hay dos opciones: que Dios exista o no, se están dejando a un lado muchas otras como por ejemplo, que Dios exista, pero no el Dios cristiano sino uno malévolo o celoso, en ese caso, si consideramos la cantidad tan grande de dioses posibles, el creyente tendría una eternidad más incierta que el ateo.


Los cristianos le ladran al árbol equivocado
En respuesta a la apuesta de Pascal -más de 300 años después-, George Smith planteó una contra-apuesta, que recopila las refutaciones que se habían formulado y a las que yo añadiría y quitaría algunas cosas, dejando algo así:

  • Posibilidad 1. Dios no existe. En este caso, los ateos estarían en lo correcto, por lo tanto serían los creyentes lo que habrían perdido gran parte de sus vidas y de sus esfuerzos en agradar a un ser inexistente. -algo muy triste-
  • Posibilidad 2. Dios es un ser impersonal. Dios creó el Universo y luego lo dejó a su suerte, sin intervenir en él. En este caso, ni el ateo ni el creyente tienen razones para preocuparse, pues este Dios ni premia ni castiga. En dado caso, aún los perdedores continuarían siendo los creyentes, pues habrían perdido gran parte de su esfuerzo vital en adorar a un Dios que no les escucha ni les presta atención alguna. -ateos 2 - creyentes 0-
  • Posibilidad 3. Dios existe y es un ser moralmente elevado -como a veces lo describen-. En este caso, Dios no podría castigar a ningún ser humano que cometiera errores de conciencia honestos. Si la razón es la que hace llegar a la conclusión al hombre que Dios no existe, este no debería tomar represalias contra él, y una vez más los ateos no tendríamos nada que perder.
  • Posibilidad 4. El Dios de los cristianos es el correcto, con su actuación moral y éticamente reprobable, que castiga a todo aquel que se atreve a dudar de Él, aunque esta duda esté basada en la lógica y la razón. Así, la vida de cada persona no sería importante, sino la simple adhesión a la creencia de Dios sea esta por razones honestas o deshonestas -Dios se sorprendería si supiera cuantos dicen creer en el... pero deshonestamente-. Los cristianos irían al cielo y los ateos al infierno.
  • Posibilidad 5. El Dios verdadero es el de otra religión o culto, pudiendo o no ser vengativo e intolerante -como el Dios cristiano, solo que de otro bando-. En este caso la balanza estaría más a favor de los ateos, quienes no despertaron la ira del Dios girando sus ojos hacia otras deidades falsas.
Viéndolo desde ese punto de vista, apostar a Dios no sería la apuesta ganadora, sino mas bien una pérdida de tiempo, esfuerzo y dinero. Agrego que si me hiciera falta alguna posibilidad la añadiría y finalmente, les pido a los cristianos y a los indecisos que antes de aceptar una idea como cierta -y aunque Dios lo prohiba-... duden.



martes, 8 de enero de 2008

¿Qué tiene Dios que no tenga Papá Noel?

Cuando era chico, cada año, en la víspera de navidad, solía escribirle a Papá Noél -véase Niño Dios o Santa Claus- una carta donde escribía los regalos que quería recibir por haber aprobado sin dificultades el año escolar y mi buen comportamiento. Agradable era mi sorpresa cuando a la media noche de todos los 24 los recibía, aunque siempre los dejaban con mis padres. Un manto de dudas me cubrió poco a poco cuando comencé a escuchar rumores de mis compañeros de colegio sobre Papá Noél, rumores que negaban su existencia, pero no presté demasiada atención.

Algunos años más tarde, cuando ya estaba un poco más crecido, era más que obvio que Papá Noel no era real, como casi todo el mundo, dejé de creer en él.

Ahora lo que me pregunto es: ¿qué tiene Dios o Jesús, que no tenga Papá Noel o el Ratón Pérez? sin la intervención de mis padres, no habría tenido regalos en navidad, ellos sabían que Papá Noel era una historia más porque ellos la mantenían viva, pero para mí era real porque lo decían mis padres y además porque los regalos aparecían bajo el árbol, tal como debía ser, mi mente infantil no tenía espacio para el escepticismo.

He sido testigo de cómo esa falsa creencia es usada para controlar el mal comportamiento en los niños y cómo el "regalo prometido" se usa casi a manera de chantaje, de ahí que muchos padres crean que Papá Noel es necesario para mejorar el comportamiento y desempeño de sus niños y que aunque más adelante descubran la verdad -o la mentira-, ya estarán en edad de comportarse sin historias de hadas. Pero aquello es totalmente falso, la misma clase de chantaje puede usarse en un niño sin tener que nombrar a Papá Noel, o mejor aún, los mismos -o mejores- resultados pueden obtenerse sin necesidad de mentir o chantajear. Puede que no funcione en los animales domesticables, pero en nosotros sí.

Ahora pasemos a Dios, si nuestros padres profesan alguna religión, probablemente nosotros profesamos la misma porque desde pequeños nos han -explotado- dicho cómo son las cosas, nos han contado cuan bueno es nuestro Dios, los rituales que debemos seguir y las reglas que debemos cumplir para agradar y obtener su favor. Al igual que con Santa, no hay lugar para la duda, pensamos que si nuestros padres, nuestros modelos, creen con tanta seriedad en algo así es porque debe ser cierto, pero... ¿por qué al alcanzar cierta edad, seguimos pensando lo mismo?, ¿por qué las historias de Dios no dejan de ser ciertas para nosotros, aún cuando no hay evidencias físicas reales y contundentes que las demuestren?, ¿por qué incluso en algunas ocasiones a medida que se va creciendo, se fortalecen esas creencias? y finalmente, ¿qué tiene Dios que no tenga Papá Noel?

La respuesta es sencilla, a Dios y a Papá Noel o el Ratón Perez los diferencia la manera como trabajan.

Papá Noel sale a hacer el trabajo más importante de todo el año el día de navidad, viaja en su trineo volador y entrega regalos en las casas de millones de niños del planeta, casi a la vez -imagino que excluirá a los niños que se mueren de hambre en las calles porque no tienen chimenea-. Por otro lado, el Ratón Pérez sigilosamente se acerca a la cama de los niños y cambian los dientes de leche que se han caído por algún regalo, generalmente dinero, pero hay variaciones. ¿Dios que hace?, bueno primero que todo, el nos creó, nos vigila, escucha nuestros pensamientos, nos protege, nos condena, nos salva, nos castiga, nos trae bendiciones o desgracias, nos asegura un futuro mejor o una vida eterna en el cielo/infierno y hace pequeños favores personales -como regalarnos un trabajo o hacer que nuestro equipo favorito gane-, en resumen, hace cualquier cosa buena que esté sujeta a ambigüedades sobre su autor o de las que no tenemos evidencia. Ese es su punto fuerte, Papá Noel necesita aparecerse en la casa de todos los niños, entregar regalos y salir volando en su trineo para convencernos de que existe, Dios la tiene más fácil.

No cabe la menor duda de que sería bueno que Papá Noel o Dios existieran, que en realidad si alabáramos a Dios obtuviéramos -nuestro caramelo- vida eterna y paz en el cielo, pero no hay que caer en el error de confundir "desear que existe" con "existe" por más que deseemos que Noel o Dios sean reales, no lo son, y no ganamos nada más que falsas esperanzas con esperar que lo sean, además, más vale que Dios no exista, de lo contrario yo ardería en el infierno.

- Crimson

¿Black Metal Cristiano?

Hace algunas horas estaba navegando en las tranquilas aguas de internet cuando me encuentro con una descripción en Wikipedia de algo -aunque muy viejo- totalmente nuevo para mí, el Unblack Metal o Black Metal Cristiano, un género musical igual al Black Metal pero con letras Antisatánicas, morales y cristianas... ¿pero qué coño? estoy seguro de que Dios se debe estar revolcando en su tumba al oir agrupaciones como Crimson Moonlight, Antestor o Underoath, llenas de simbolismos y rodeadas de una atmósfera oscura, al mejor estilo de las bandas de black metal tradicionales.

La cuestión es que si de verdad creen en un Dios cristiano y en Jesús, no deberían saltarse así como así las leyes y normas que están escritas en el libro negro que tantos usan para aferrarse, defender su fé, condenar al infierno, y "llevar un estilo de vida" (Biblia) y decir que creen y alaban a Dios a su manera, y aunque las letras sean muy poéticamente cristianas, el medio en el que se desenvuelven no lo es y mucho menos el arte y la indumentaria que los identifica.

Finalmente quiero aclarar -por si parece lo contrario- que soy totalmente antirreligioso.